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SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | La gente está esperando conversaciones significativas

Debemos abrir un espacio psicológico para un diálogo más profundo

Queridas hermanas y hermanos en Cristo,

¿Cómo estuvo su fin de semana?

Nos hacen esta pregunta todo el tiempo. ¿Qué pasaría si respondiéramos de la siguiente manera? “Sabes, mi pastor dio una homilía que realmente me hizo ver algunas cosas de manera diferente en mi vida. Que bueno fue estar allí para escucharlo”.

Mi punto no es que debamos ser señales de virtud acerca de ir a Misa. Mi punto es que de alguna manera hemos aprendido a ocultar este aspecto de nuestras vidas, a hablar de cualquier cosa y todo sobre nuestros fines de semana menos de la iglesia. ¿Qué pasaría si cambiamos ese hábito, qué pasaría si dejáramos de ocultar esa parte de nuestras vidas?

“¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” Esa es la pregunta hecha a Jesús esta semana por uno de los fariseos. Es una buena pregunta, directamente al punto del asunto. En respuesta, Jesús involucra a los fariseos en una buena conversación, ¡una que les da la vuelta a algunas cosas!

Creo que la gente también está esperando la oportunidad de hacernos preguntas y tener conversaciones que importan. Pero, muy a menudo, no les damos la oportunidad de preguntar. No abrimos el espacio en el que esas conversaciones pueden suceder. Dejamos las cosas en la superficie, y ahí es donde se quedan.

¿Cómo llegaste a conocer a Jesús?

Sé cómo “decir mis oraciones”. ¿Qué significa escuchar a Dios mientras estoy orando?

¿Cómo encontrar el equilibrio entre ser Marta y ser María?

¿Por qué crees en Dios?

¿Cómo encuentras a Dios en medio del sufrimiento?

La gente tiene hambre de conversaciones profundas. Y la verdad es que es solo en las profundidades que encontrarán una conexión vivificante con Dios. Si hablamos y cuando hablamos de ir a la iglesia, no de una manera agresiva, sino de una manera práctica, abrimos la puerta a esas conversaciones más profundas. La otra persona puede decidir si quiere entrar por esa puerta o no.

Eso aún no es evangelización. Es así como abrimos la puerta a la evangelización. Y si la otra persona decide entrar por esa puerta, lo que requiere de nosotros no es que dominemos conceptos teológicos complejos, sino que demos un testimonio básico: “Esto es lo que es importante para mí, y este es el por qué”.

Sé que muchas personas no se sienten preparadas para abrir esa puerta. Esa es precisamente una de las cosas que Todo lo Hago Nuevo (All Things New) pretende cambiar: llevarnos al punto en que todos se sientan cómodos abriendo esa puerta y permitiendo que la gente pase por ella.

Hablamos de ser una Iglesia acogedora. Pero, ¿damos la bienvenida a las conversaciones profundas que la gente quiere tener, o tenemos la intención de continuar ocultando la parte religiosa de nuestras vidas? Si queremos ser una Iglesia acogedora, tenemos que estar dispuestos a abrir el espacio psicológico en el que pueden ocurrir conversaciones más profundas, y a hacerlo dondequiera que estemos.

Entonces, aquí está la pregunta para prepararse: “¿Qué estás haciendo este fin de semana?”

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