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FRENTE A LA CRUZ | Hable audazmente contra los asuntos que enfrenta la Iglesia en la actualidad

El verdadero éxito está en ser fiel a la verdad proclamada por Jesús

Al comienzo de esta semana, escucharemos como Pedro y Juan hablaron con valentía acerca de la resurrección de Jesús. A lo largo de la semana, celebraremos una serie de santos que hablaron con valentía acerca de los asuntos de su tiempo.

Santa Catalina de Siena (29 de abril) vivió en el siglo XIV. Uno de los temas más apremiantes en su tiempo fue la lucha política entre Roma, Florencia, Aviñón y el papa. Ella habló con audacia, y ayudó a poner las cosas en el camino político correcto.

San Pío V (30 de abril) vivió en el siglo XVI. El tema principal de sus días fue la reforma protestante. El habló con valentía, tanto acerca de la reforma interna necesaria en la Iglesia como acerca de la respuesta externa a los errores de los protestantes. El ayudó a arreglar las cosas en el camino de la reforma.

San Atanasio (2 de mayo) vivió en el siglo IV. El tema de su tiempo fue la herejía del arrianismo. Él habló audazmente acerca de Cristo como el Dios verdadero, consubstancial con el Padre, y ayudó a colocar las cosas en el camino teológico correcto.

Uno de los temas más apremiantes de nuestros días se refiere a la vida moral. Nuestra cultura dice que necesitamos afirmar cualquier sentimiento de la gente como bueno, como su identidad, y que está bien actuar en consecuencia. Necesitamos hablar audazmente, y contradecir la cultura en cada uno de esos puntos.

En primer lugar, la gente siente un montón de cosas. Algunas buenas y otras malas. Esa es la condición de la naturaleza humana caída. Y esto no sólo es una doctrina teológica, es un tema de experiencia humana.

En segundo lugar, ninguno de nuestros sentimientos nos da nuestra identidad. Nuestra identidad es como hijos e hijas de Dios, miembros del cuerpo de Cristo, llamados a crecer hacia la perfección en Él. Cuando basamos nuestra identidad en nuestros sentimientos nos volvemos como Esaú, que vendió sus derechos de primogénito por un plato de comida para satisfacer su apetito temporal (vea Génesis 25:27-34 y Hebreos 12:14-17).

En tercer lugar, algunos de nuestros sentimientos están bien para actuar con base en ellos y algunos no lo están. Algunos de ellos nos llenan de satisfacción porque están de acuerdo con el plan de Dios; otros nos causan angustia porque no lo están.

Como en el sanedrín, la cultura contemporánea nos da órdenes estrictas de no enseñar estas cosas. La respuesta adecuada la dieron los apóstoles hace dos mil años: “Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

Cuando hablamos valientemente acerca de estos asuntos de nuestros días, no siempre tenemos un éxito mundial. No lo tuvo San Atanasio, quien fue desterrado por su audacia 5 veces para un exilio total de 17 años. Ni tampoco lo hizo Jesús, que fue crucificado por la suya. Sin embargo, el éxito a los ojos de Dios se mide en forma diferente: por ser fieles a la verdad proclamada por Jesús, y por ser fieles a la manera en la que Él la proclamó.