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FRENTE A LA CRUZ | El Libro del Génesis estimula la reflexión sobre el trabajo continuo de Dios

La lectura apropiada de la historia de la creación también muestra la relación entre fe y ciencia

Las lecturas que leeremos las dos próximas semanas son del libro del Génesis. Hay dos pensamientos acerca de cómo leer el relato de la creación que se encuentra en el Génesis.

Primero: Si leemos el Génesis 1 y 2, y nos centramos en “las obras del Señor”, entonces se abre un tema fructífero para comprender y vivir la fe más profundamente.

Durante toda la semana, oiremos acerca de las obras del Señor para crear al mundo, pero las obras del Señor no se detuvieron allí, continuaron a través del Antiguo Testamento en la entrega de la ley, el envío de los profetas y los grandes eventos de la historia de la salvación. Las obras del Señor continúan en las palabras y obras de Jesús, que escuchamos en el evangelio de San Marcos esta semana: la curación de grandes multitudes, la curación de la hija de la mujer siro-fenicia, la curación del hombre sordo, y la multiplicación de los peces y los panes. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que las obras del Señor continúan en la liturgia y los sacramentos (vea los párrafos 1067-1068 y 1115-1116). Finalmente, las obras del Señor continúan en nuestras vidas.

¿Llevamos o no las palabras y obras del Señor a las vidas de otras personas?

Segundo: Vale la pena tomar un momento para reflexionar acerca de la relación entre las Sagradas Escrituras y la ciencia.

Muchas personas en los Estados Unidos creen que tenemos que escoger entre Escrituras y ciencia cuando se trata de la creación. Como católicos, ¿Cuál es nuestra opinión sobre la relación entre el relato del Génesis y lo que la ciencia nos dice?

Uno de los aspectos clave de la lectura adecuada de las Sagradas Escrituras es respetar el género de la escritura que estamos considerando. Por ejemplo, cuando Jesús dice, “Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, aun cuando muera, vivirá”, está hablando literalmente. Sin embargo, cuando Él dice, “Yo soy la vid” o “Yo soy la puerta” o “algunas semillas cayeron en suelo rocoso”, está hablando en metáforas. Tomar a Jesús seriamente incluye respetar la manera en la que habla.

Lo mismo es cierto para la lectura del Génesis. Algunas personas insisten en leer el Génesis 1 como el relato de un testigo ocular que podría aparecer en un libro de historia moderna o satisfacer a un tribunal moderno de justicia, pero ese es el género equivocado. Génesis 1 está más cerca de una reflexión poética sobre el significado de la creación que de un manual de laboratorio acerca de cómo fue creado el mundo (aunque, al final, no es ni poesía ni manual de laboratorio).

La Biblia se compone de 72 libros, y están escritos en muchos géneros diferentes. Algunos son históricos, algunos son proféticos; algunos son literatura de sabiduría; algunos son apocalípticos, y así sucesivamente. Como católicos creemos que tomar la Biblia seriamente, como la Palabra de Dios, incluye tomar con seriedad la manera y el estilo de cada libro.

Cuando se trata de la creación, creemos que Dios nos dio su palabra y su mundo, el libro de las Escrituras y el libro de la naturaleza, el don de la fe y el don de la razón. Una de las tareas de la fe es determinar cómo Dios quiere que utilicemos ambos dones conjuntamente. Poner atención al género del relato de la creación en el Génesis nos ayuda a utilizar esos dones.