SIRVAN AL SEÑOR CON ALEGRÍA | Orar siempre es una necesidad
Las lecturas y los ejemplos de los santos nos muestran que algunas “coincidencias” son realmente la dirección providencial de Dios
Queridos hermanas y hermanos en Cristo,
Hay algunas “coincidencias” sorprendentes en las lecturas de esta semana. No creo que sean coincidencias en absoluto, sino parte de la dirección providencial de Dios para nosotros. Permítanme enfocare en tres de ellas.
Primero: Hemos estado leyendo secuencialmente el Evangelio de Lucas desde principios de septiembre. Esta semana, en el día en que celebramos la fiesta de Santa Rosa Filipina Duchesne (18 de noviembre), “por casualidad” leemos: “Jesús les conto a sus discípulos una parábola acerca de la necesidad de que oraran siempre, sin cansarse” (Lucas 18:1). ¿No es interesante que “mujer que reza siempre” es el nombre que los nativos americanos le dieron a Santa Rosa Filipina?
Creo que Dios quiere que reflexionemos sobre este punto: ¿Cómo, hoy en día, podemos “orar siempre”?
La oración de Jesús —Jesús, Hijo del Dios vivo, ten piedad de mí, un pecador— es una oración sencilla que se puede repetir una y otra vez. Los maestros espirituales dicen que se puede sincronizar con los latidos de nuestro corazón, de modo que, mientras nuestros corazones estén latiendo, estamos, en algún nivel, orando. Esto es como la admonición de San Gregorio Nacianceno: “Debemos recordar a Dios más a menudo de lo que respiramos”. Nunca nos cansamos de respirar. ¡Nuestra oración puede llegar a ser más así!
San Agustín proporciona un punto de vista distinto. Habla de cómo nuestro deseo puede convertirse en un lugar de oración: “Porque el deseo de tu corazón es en sí mismo tu oración. Y si el deseo es constante, también lo es tu oración”. Constantemente deseamos cosas. ¡Tal vez podamos desear a Dios más constantemente!
Segundo: Esta semana celebramos la fiesta de San Alberto Magno (15 de noviembre). Es el santo patrón de los científicos. Esta semana, también “por casualidad”, leemos pasajes del Libro de la Sabiduría acerca de cómo la reflexión sobre el mundo visible puede llevarnos a conocer al creador invisible: “Porque de la grandeza y la belleza de las cosas creadas se ve a su autor original, por analogía”. A esto le siguen las palabras del Salmo 19: “Los cielos proclaman la gloria de Dios”.
Creo que Dios quiere que reflexionemos sobre este punto: ¿Cómo podemos, aquí y hoy, llegar a apreciar mejor la relación entre la fe y la ciencia?
Los ministerios Word on Fire lanzaron recientemente una serie de cortometrajes llamados “Maravillas: La Armonía de la Fe y la Ciencia”. Si quieres aprender más sobre cómo la fe y la ciencia pueden ir de la mano, te invito a que las veas. O puedes buscar en la Sociedad de Científicos Católicos. Este gran grupo (que sigue creciendo), explora muchas formas en que la fe y la ciencia trabajan juntas.
Tercero y último, el Salmo 82 de esta semana dice: “Levántate, oh, Dios trae juicio a la tierra”. Pero luego, mientras reflexionamos sobre el juicio de Dios, otras lecturas de esta semana “casualmente aparecen” para enfrentarnos con una serie de contrariedades. 1) “Porque la Sabiduría es un espíritu bondadoso, pero no absuelve al blasfemo de sus labios culpables”. 2) “Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo”. 3) “Porque los humildes pueden ser perdonados por misericordia, pero los poderosos serán puestos, poderosamente, a prueba.”
Creo que Dios quiere que meditemos en este punto: ¿Cómo pensamos en Su juicio? Para muchas personas, su imagen del juicio de Dios es todo castigo o toda misericordia. Estas lecturas, sin embargo, nos desafían a llegar a una imagen más profunda y matizada.
Demos gracias a Dios por estas “coincidencias” providenciales y reflexionemos sobre las preguntas que nos plantean.