FRENTE A LA CRUZ | Cooperar con la gracia de Dios nos da la capacidad para responder correctamente
La Cuaresma nos ayuda a construir la disciplina necesaria para enfrentar los grandes momentos como lo hizo María
¿Cuánto tiempo le toma recuperarse de un sobresalto, calmar su corazón y dar una respuesta correcta?
Sesenta segundos. Eso fue lo que le tomó a María. Lea el relato de la Anunciación, que se celebrará esta semana (el 25 de Marzo). Entre el saludo del ángel Gabriel, el cual vino como un sobresalto para María, y su respuesta definitiva — “Soy la esclava del Señor. Hágase en mi según tu palabra” — pasaron 60 segundos. Esto es increíble.
Para dar esta clase de respuesta se necesita disciplina. (¿Qué tan a menudo nos encontramos a nosotros mismos, horas más tarde, pensando: “Debería haber dicho o hecho esto”?) Y para esto son estas semanas en el medio de la Cuaresma — son para construir la disciplina necesaria para enfrentar los grandes momentos con la respuesta correcta.
Escuchar y responder. Fundamentalmente esa es la disciplina en la que debemos trabajar. Esta semana oiremos de los profetas — Daniel, Moisés, Jeremías, Oseas — quienes llamaron al pueblo de Israel para que regresara a esa disciplina. Comenzaron con pequeñas cosas, pero eventualmente lo hicieron en cosas importantes, Israel dejó de escuchar al Señor.
Cuando un hombre deja el sacerdocio, ese suele ser el patrón. La mayor parte del tiempo deja de rezar y de recibir dirección espiritual. Se vuelve infiel en las cosas pequeñas, que parecían insignificantes pero que nadie puede ver. Sin embargo, las pequeñas cosas van sumando. Eventualmente se transforman en algo grande que la gente puede ver. La infidelidad termina estrellándose sobre él, justamente como sucedió con Israel.
Tarde o temprano todos nos enfrentamos al momento de la verdad. Puede ser la tentación de ser infiel en el matrimonio. Puede ser un hijo o nieto o compañero de trabajo que nos pregunta: “Tu no crees realmente esto o aquello que enseña la Iglesia, ¿verdad?” Puede ser simplemente una persona que no nos deja pasar en el tráfico. ¿Cómo respondemos? En ese momento demostramos nuestra disciplina o la falta de ella.
Los equipos de Grandes Ligas del Béisbol comienzan esta semana la temporada regular. Ellos descubrirán si las disciplinas diarias de la temporada baja y el entrenamiento de primavera los prepararon para ganar. Los equipos de baloncesto universitarios están en el medio de sus torneos justamente ahora. Ellos enfrentan el momento de la verdad y descubren quienes han construido diariamente la disciplina necesaria para ganar. El comienzo de una temporada y el final de otra: Ambas nos ayudan a pensar en la Cuaresma y en su llamado a crecer en disciplina espiritual.
Con Israel, con María y con nosotros, la gracia de Dios siempre viene primero. Nunca podemos esforzarnos lo suficiente por nosotros mismos. La pregunta se refiere a si tenemos el hábito de cooperar o no con la gracia de Dios.
Santo Tomás de Aquino, después de una vida de estudio y de escribir, tuvo una visión de Jesús. Jesús le dijo: “Has escrito bien de mí, Tomás. ¿Qué me pedirías a cambio?” Tomás le respondió inmediatamente: Nada más que tú, Señor”. Su disciplina diaria estaba centrada en el Señor. Todos sus estudios y escrituras salieron de eso. Lo prepararon para el momento de la verdad.
El cooperar diariamente con la gracia de Dios — el escuchar y responder a las pequeñas cosas — nos prepara a enfrentar los grandes momentos de la vida con la respuesta correcta. Por el contrario, el no cooperar diariamente con la gracia de Dios nos prepara para una gran caída. ¿Qué estamos haciendo en estas semanas en el medio de la Cuaresma?
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