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FRENTE A LA CRUZ | Fortalecernos y animarnos los unos a los otros en las disciplinas de la fe

Lo que el mundo necesita de los Católicos es que vivamos vidas de disciplina

¿Cuál es su disciplina — la actividad que planifica y cuenta con hacer cada día?

Para algunas personas, es el café de la mañana y las noticias. Para otros, es levantar a los niños, hacerles desayuno y almuerzo y enviarlos al colegio. Para algunos es llegar al trabajo y revisar su correo electrónico. Para otros, es almorzar con un amigo o un libro. Para algunas personas, es una copa de vino por la noche, una llamada a uno de sus padres o un programa de televisión favorito.

Todos tenemos alguna disciplina diaria. Hacemos de ella una prioridad; contamos con ella y encontramos tiempo para ella en nuestro día a día.

La pregunta que quiero hacer es: ¿cómo encaja la fe en nuestra disciplina diaria? Puede tomar una variedad de formas, como la oración, el estudio o el servicio. Sin embargo, ¿es la fe algo con lo que contamos y para lo que encontramos tiempo cada día?

Pregunto esto en parte, porque esta semana finalizamos cuatro semanas de lecturas de la Carta a los Hebreos, y en la cuarta semana concluimos con reflexiones sobre la fe y la disciplina.

Permítanme ser claro: ¡No le estoy diciendo a nadie cual debería ser su disciplina! Cada uno de nosotros debe decidir por sí mismo lo que demandan nuestros días, y como ejercer nuestra fe.

Sin embargo, quiero señalar que, si la fe no es parte de nuestra disciplina, estamos entonces excluyendo a Dios, por nuestra propia y libre elección, de ser una parte regular en nuestras vidas. Y El respetará nuestra elección — eternamente.

Esta es probablemente la mejor manera de leer las reflexiones de Dante sobre el infierno en su trabajo clásico “El Infierno”. La gente a menudo se maravilla de la creatividad de los castigos que describe Dante. Realmente, lo que él está mostrando es la extensión lógica y eterna de la elección de la gente en el transcurso de sus vidas. La descripción es creativa, de eso estamos seguros, pero su punto es simple: lo que las personas habitualmente escogen — lo que hacen su disciplina en la vida — es lo que tendrán para toda la eternidad. (Lo mismo es cierto para los que van al cielo).

También pregunto acerca de la disciplina porque pienso que una gran parte de lo que el mundo necesita de nosotros en este momento, es una vida de disciplina. Hemos visto como algunos sacerdotes, obispos y cardenales carecían de la disciplina de la fe. Sencillamente, no siguieron a Jesús. Su mal ejemplo ha hecho un daño increíble, y ha causado una gran pérdida de credibilidad para la Iglesia. Reparar el daño causado, y restablecer la credibilidad no es cuestión de palabras. Tomará vidas de disciplina a través de años y décadas.

Estoy agradecido con aquellos que llevan vidas de disciplina. Los animo a todos a preguntarse: ¿Cómo puedo hacer que la fe sea parte de mi disciplina diaria? Fortalezcámonos y animémonos los unos a los otros en las disciplinas de la fe.